ECOLOGÍA BÍBLICA IX
Francesc Ramis
Los cielos proclaman la gloria de Dios
Con demasiada frecuencia los hebreos deambulaban por el bosque de la idolatría, metáfora de la injusticia, representada por el desierto y el páramo (Is 34,6-7). Entonces, el salmista les invitaba a levantar la vista para percibir que “los cielos proclaman la gloria de Dios, y el firmamento pregona la obra de sus manos” (Sal 19,2-5).
El movimiento armónico del sol y la luna, junto a la estabilidad de las estrellas despertaban la reflexión: “La ley del Señor es perfecta; es descanso para el hombre” (Sal 19,8). La armonía de los cielos, ‘ecología’ que el hombre no podía alterar, recordaba la entidad del cosmos “muy bueno” que Dios creó, pero el hombre trocó en caos y confusión (Gn 1,31; Jr 4,23).